2020/05/08

Calzadas de alta velocidad

Señor, aparque fuera del carril. Por favor

     En Mujertonia se han adaptado a las circunstancias desde que los documentos históricos son poco de fiar. Saben que una mentira se convierte en realidad si la repites lo suficiente y, aplicándola a la historia, pueden cambiar las cosas que no les gustan.
     De igual modo, aquellos que lograron conquistar alguna vez este reinado, han cambiado al entrar en él (1). Un ejemplo claro de lo que se ha expuesto es la raza troll. Ellos llegaron pisando fuerte pero, pasadas unas décadas, todos les mandaban. No podían vivir en las ciudades pues, los edificios, solían llegarles por la barriga (2) y eso de aplastar coches de un pisotón no esta bien visto. Además de que, para hacer trabajos de fuerza bruta, los orcos son mucho más útiles y pequeños.
     Pese a ello, en el campo, allí donde la gente es más humilde y las brujas hacen labores de enfermería (3), todos saben que un troll es un excelente porteador y mejor agricultor. Sus heces, a parte de ser un fertilizante excelente, las sueltan sin control mientras labran la tierra. Y, si tienes que mandarlos por las nuevas "calzadas de alta velocidad", pueden llevar cargas mucho más grandes que los vehículos convencionales.
     Esto degenera en dos problemas fundamentales. Los cerebros de trolls son un poco lentos en cuanto a lógica se refiere y, por lo tanto, les cuesta seguir las normas de Seguridad Vial. Por ejemplo, muchos de ellos, se limitan a andar por estas calzadas hasta que se duermen. En el mejor de los casos se quedan dormidos y dejan la carreta tirada por ahí, en el peor se duermen en mitad de la calzada. Pero el problema que os iba a contar, y el que causó que la noticia fuera contada por bardos y heraldos reales, fue mucho más atípico.
     Las calzadas de alta velocidad, debido a la diversidad de formas que poblaban este reino, habían puesto carriles especiales a los laterales para los carruajes troll. Mientras que, el resto de vehículos, podían circular por los carriles pequeños. Pero claro, si hablamos del Código de Tráfico, era una de esas "cosas" que le sonaban a Srrkl (4). Pero dudan todos aquellos que cuentan la historia de que Srrkl supiera leer el lenguaje mujerton (o entender los "palabros legislativos").

***

     - Cielo - hablaba un enano con su mujer en la carreta motorizada - ¿Estas segura de que esto va bien?
     - ¿Por qué? - preguntó la mujer enana aguantándose la barba - ¿Le falta carbón a la caldera?
     - Lo digo porque todo tiembla como si estuviéramos haciendo el krrlfkefggh (5).
     De repente, y sin previo aviso, un troll pasó sobre ellos y unas ruedas enormes ocultaron el sol. Cuando hubo pasado la gigantesca figura, y en las piedras de la calzada se apreciaban pisotones del tamaño de carretas, escucharon como una patrulla de brujas sobrevolaba la zona. ¡Por fin la autoridad!

***

     Srrkl notaba que su nuevo zapato de carreta era incómodo y esas ruedas no estaban bien ideadas. No sabía que hacía unos segundos iba descalzo, ni que su zapato en realidad era una carreta élfica. Pero si sabía, por el silbido que producía la patrulla al cortar el viento, que iban a detenerle otra vez.
     - ¡Oh no! ¡No pienso volver a Chirona!
     Con su amplia figura, y los nervios a flor de piel, el troll empezó a correr campo a través. Sus grandes zancadas eran rápidas pero insuficientes para huir de la patrulla. Y encima, su nuevo zapato, no paraba de hacerle cosquillas. ¿Por qué le molestaban los nuevos habitantes de su zapato? ¡No tenían suficiente con haberle puesto ruedas en un pie! Aunque corrió y corrió la patrulla le alcanzó hasta inmovilizarlo. Pese a la resistencia de la que hizo gala, la magia de las brujas era superior, y acabó esposado.

***

     En un carruaje-prisión, tirado por dos trolls de la guardia, Srrkl se despidió de su libertad. Sabía que podría recurrir a su abogado pero... La justicia no les favorecía y menos al realizar estas acciones, aunque él no sabía exactamente qué había hecho mal.

***

     Las brujas, rellenando sus informes de rutina, sacaron a la afectada. La elfa se identificó como Anarórie. Con sus delicados vestidos y sus gestos demostraba que estaba por encima de todos. Su especie no tenía que ver con los sucios enanos, los estúpidos humanos o los feos gnomos. Ellos eran dueños y señores de la realidad, y sus palabras habían creado el mundo.
     - A ver - la bruja estaba sentada en un mojón de la calzada viendo como llegaban los servicios de reparación - Tendrá que esperar a que llegue el carruaje de sustitución y tendrá que ponerse este peto amarillo.
     - ¡¿Qué?! Ese peto es horrible - se quejó la elfa molesta - Sin hablar de mi ropa. ¡¿Quien me pagará el vestido?! ¡Ahora huele a pies de troll!
     - Tranquila - le hizo un gesto a su compañera, la otra bruja de la patrulla, para que retuviera el carruaje de sustitución cuando llegara - Si me tengo que llevar su ropa a modo de prueba. - Le tocaba las narices que alguien fuera tan altiva con ella - Por favor, desnúdese.
     - ¡No pienso desnudarme! Son ustedes unas caciques, ¡quieren convertirnos a todos en comuneros (6)! ¡Que sepan que quiero poner una reclamación!
     - O lo hace o la acuso de desacato - añadió la agente sin levantar la mirada - ¿Ha quedado claro?

***

     La elfa, desnuda con el peto amarillo, gritó durante horas en el arcén. ¡¿Cómo podían tardar varias horas en llegar el carruaje de sustitución?! Nadie podía... Nadie debía hacerla esperar cuando pasaba semejante bochorno. Ella era descendiente de los creadores del mundo, todos le debían pleitesía.

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1. Este hecho ha logrado generar una convivencia pacífica entre las distintas especies que pueblan el reino, e isla, de Mujertonia. 
2. Se supone que, en cuanto a trolls se refiere, hay tamaños muy diversos. Los más pequeños suelen medir dos metros pero, conforme crecen mucho, suelen acabar siendo un estorbo.
Algunos trolls, obteniendo permisos especiales, se les permite residir los primeros años dentro de una ciudad pero... Todos saben que tarde o temprano tendrán que irse a los campos.
Algunos magos han buscado la forma de contener su tamaño pero pocos trolls se ofrecen para los experimentos. Y los que lo hacen no suelen salir bien parados. 
3. Curiosamente la gente sobrevive más con la medicina de las brujas que en los quirófanos de la ciudad, regentados por magos. La magia de los magos suele ser altamente intrusiva y, los peores, suelen generar infecciones debido a la falta de higiene.
Se estaba estudiando una medida, por parte del consejo de la reina, para controlar esta situación. Pero, debido a su falta de entendimiento, se aplican las medidas a una velocidad lenta y poco deseable. A parte de que, el ministro encargado de la economía y el banco (al ser un enano), miraba mucho más por el oro que por el bienestar de la gente.
4. Los nombres troll suelen tener pocas vocales, por no decir ninguna. Para pronunciarlos hacía falta desgarrarte media garganta y cargarte la otra medía que te quedaba. Y, si lograbas hacer eso, aun tenías que tener fuerza suficiente en los pulmones para alcanzar la potencia que requería esta lengua. 
Los filólogos de Mujertonia eran héroes nacionales, que aseguraban sus cuerdas bucales por muchas monedas, puesto que algunos hablaban la lengua enana, la lengua de los orcos o los distintos dialectos nacionales de los trolls. 
5. krrlfkefggh, del vocablo antiguo krrlfkefggh-kkllal, es una de las muchas acepciones que los enanos tienen para hablar de los estados de la minería. Todos ellos son palabras técnicas y a la vez conceptos sexuales, lo que provoca muchos malentendidos en las minas enanas. 
6. Da igual que llamen al nombre de un país (por ejemplo Venezuela) o un movimiento social (pongamos por ejemplo al comunismo). Los imbéciles que creen saber de política repiten como loros lo que sus líderes quieren sin tener idea de lo que eso significa.

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