2020/05/29

Aquagym sobre las aguas

¿En serio María?

       Jesús estaba desnudo delante de su mayor adversario, la batalla que tanto había temido. Su archinémesis era un bañador tipo "slip" que, hacía unos años, le habría quedado perfecto. Pero el tiempo en el sofá y las cervezas habían hecho de su cuerpo algo fofo. Pese a ello seguía estando divino, lo sabía él y su esposa, María Magdalena.

       Ponerse ese bañador si era todo un milagro y no convertir el agua en vino. Su cuerpo peludo de mesías apenas entraba en ese diámetro. Apretó la barriga y mientras subía el bañador rezaba para que no se rompiera por algún lado.

       ¡Ya! Se miró en el espejo y parecía un muñeco articulable. Sus muslos peludos de nazareno terminaban en una pequeña circunferencia por la que, se supone, tenía que pasar sus piernas. Pero el estómago, colgando por encima del bañador, parecía un muffin.

       Algo avergonzado salió del probador hacía la piscina del gimnasio. Su mujer parecía tan perfecta y él... Con esa tripa... Tendría que haberse descuidado menos o haber tomado menos alcohol. Cierto que en estas últimas décadas ya no había hecho tanto ejercicio. Pero claro, ya no corrían delante de policías enfadadizos ni ponían flores en las bocas de los rifles.

       - Ves como un poco de ejercicio no te iba a matar - la mujer miró el culito apretado de su marido le dio una palmada en las nalgas - Aunque igual tendremos que ir a comprar un nuevo bañador.

       - Esto es peor que una hambruna - protestó mientras bajaban a la piscina, o al menos eso intentaba.

       - ¡Deja de hacer el tonto! - protestó María ya con el agua por la cintura.

       - Si es que tienes unas ideas - dijo mientras andaba sobre las aguas clorificadas - Tu ya sabías que no puedo sumergirme.


***


       Ya de vuelta a casa su mujer estaba más relajada y aprovechaba para mirarse en el retrovisor. El cloro del pelo contrarrestaba los olores del coche y las maletas húmedas del gimnasio. Mientras Jesús conducía su monovolumen, lleno de pelos de perro y pañales para sus recién nacidos, miró a su mujer por el rabillo del ojo.

       - María...

       - No déjame hablar a mí - perdió el interés en mirar sus arrugas, que tendría que tapar con maquillaje al llegar a casa - Se que tu nuevo trabajo no te gusta. Tu quieres salvar al mundo, te crees una especie de "superman", pero ahora el mundo lo gobiernan corporaciones. Ya no puedes hacer nada para cuidar de los humanos, ¿por qué no te centras en cuidar de nuestros hijos?

       - Si, y cuido de ellos - respondió dando el intermitente - El problema es que...

       - ¿Que cuidas de ellos? - se rió sin alegría - ¡Pero si no te he visto cambiar ni un solo pañal!

       - De verdad que no quiero discutir - cambió la marcha sin mirar la palanca con su divina mano - Entiende que me deprime no poder luchar contra el cambio climático, la contaminación o las injusticias.

       - Si te entiendo, se que te frustra y te quedas en el sofá abatido. Pero como no te alistes con los de Greenpeace... - bromeó volviendo a mirar sus imperfecciones faciales - Pero si vienes conmigo al gimnasio se te pasará esa depresión.

       - ¡Eso es!

       - Lo ves - la mujer sonrió y le dio un beso en la mejilla - Así quiero a mi amorcito, de buen humor. ¿Vendrás conmigo al gimnasio más veces?

       - No, es eso. ¡Me voy a unir a los de Greenpeace!

       - ¡No! - la mujer había pasado de estar despreocupada a tener toda la cara llena de tensión, esto iba a ser horrible para su cutis - ¡No serás capaz!

       - Claro que sí - sin darse cuenta estaba ensimismado con la idea - Podría unirme y montar en su barco, se que pagan un dinero por ayudarles.

       - No, no, no - la mujer estaba arrepintiéndose de haberle convencido para tener hijos - No puedes dejarme con tu madre y los niños.

       - No os dejaría - inconsciente, Jesús, creía en un mundo idílico - Iríamos todos en el barco.

       - Ahora tenemos una casa, ya no vivimos en una furgoneta volkswagen - intentaba hacerlo entrar en razón - ¿Me vas a decir cómo vamos a pagar la hipoteca?

       - Con lo que nos pague Greenpeace podríamos pagar la hipoteca y estaríamos salvando al mundo - el melenudo conducía el monovolumen entusiasmado - ¿No sería maravilloso?

       - Pues no - María estaba harta de que su marido viviera en su propia fantasía - Y te prohíbo que te unas a ninguna actividad de esos ecologistas.

       - Esta bien....


***


       Dos días después:

       - ¡Te había prohibido alistarte con esa gente!

       - Te equivocas - la corrigió su marido - Son de una asociación laica que se encarga de cavar pozos en áfrica. ¡Y nos pagan los billetes!

       - Pero... Pero...

       - Ahora ya no podrás decir que no te llevo de viaje - le recordó dándole un chaleco marrón claro - Póntelo mientras hacemos las maletas.

       - Jesús... - se lamentó sin fuerzas.


2020/05/19

Hasta el infinito y más allá

Llamando al a tierra...

      El módulo espacial estaba a oscuras. En la estancia ya no quedaba energía y tampoco se había diseñado con ese fin. Con una pequeña radio habían montado un transmisor con el que oír las comunicaciones. Tanto su compañero, que se había quedado en tierra por una enfermedad, como sus familiares se estaban despidiendo. En las comunicaciones se notaban muchas interferencias y, conforme se alejaban del planeta Tierra, más. Por las ventanas, si te acostumbrabas a la rotación descontrolada de la nave, ahora se podía ver la Tierra perfectamente.
      Jack había muerto y James ya no se despertaba. El único que quedaba luchando por su vida era Fred y se debatía con una infección urinaria. Su fiebre le estaba haciendo delirar, o eso creía él, pues empezaba a escuchar voces que no provenían de la radio.
      Sus compañeros, ya blancos, habían muerto tras el fallido intento de reentrada en la atmósfera. Él, en mitad del módulo, apenas se sentía los miembros. La fiebre y el frío le iban entumeciendo poco a poco las piernas. Los dedos, casi congelados, contrastaban con la sensación de ardor propia de la fiebre. Sabía que el vació lo acabaría matando por congelación o por falta de oxígeno. O, su infección, si ganaba la carrera, le provocaría una muerte dolorosa.
      Miró por la ventana, luego por otra y luego por otra. Adaptándose a la rotación descontrolada, con sus manos enguantadas por el traje, apago la radio para morir en paz. Pero entonces, sin saber muy bien como, una figura estaba flotando frente a él. Aunque su alucinación era un humano de piel rojiza y con cuernos, lo que más le extrañó fue que vistiera una chaqueta con el icono de la NASA y unos vaqueros.
      - Hola - saludó el extraño visitante cornudo.
      La fiebre le estaba causando alucinaciones visuales, eso debía de estar pasando. O su soledad y silencio absoluto le estaban causando una psicosis aguda. Para ignorar sus alucinaciones miró para otro lado. Pero el ente aparecido se desplazó por el módulo hasta volver a entrar en su campo visual.
      - Hola - reiteró alegre como si no pasara nada.
      - No eres real - se dijo a sí mismo con intención de volver a la realidad - Eres un producto de mi mente.
      - Claro que no soy real - bromeó el cornudo, bastante hermoso ahora que se fijaba - Eso implicaría vivir en la realidad.
      - Eres un producto de mi mente - le increpó a la aparición.
      - Eso también es verdad - el ser, parecido a un demonio, cogió uno de los artefactos que flotaban por el aire - Pero puedo salvarte.
      - ¿A si? ¿Como?
      - ¿Acaso sabes quien soy? - se hurgó una uña con el artefacto - Chaval, estás peor de lo que esperaba.
      - ¿¡Quien eres!?
      - Algunos me llaman el caído pero tú me conocerás como Lucifer - dejó el objeto con el que había jugado y se acercó flotando al moribundo - El diablo.
      Había aprendido a especificar por si no le reconocían por el nombre. Desde que habían entrado en la década de los 60's nadie se acordaba nunca de la religión. A ver si en esta nueva década, los 70's, la gente sabía un poco más de teología.
      - Estoy delirando - se repitió nervioso el astronauta - Estoy delirando, estoy delirando.
      - Por supuesto, pero apenas nos quedarán unos minutos antes de tu desmayo - lo cogió por los brazos y lo acercó a su cara - ¿Quieres vivir?
      - ¡Si! ¡Quiero vivir! - gritó en parte por el miedo y en parte para forzar a su consciencia (y así no desmayarse)
      - Firma este contrato y tendréis una segunda oportunidad - se sacó un contrato de su chaqueta y un bolígrafo - Pero recuerda, no puedes decir nada de esto a tus compañeros.
      - ¿Podré salvarlos a todos? - preguntó con vaho en su aliento.
      - ¡Firma de una vez!
      El hombre, apunto de morir, firmó el contrato. Sentía como si estuviera perdiendo la consciencia, creía estar muriendo, pero una luz le cegó. De repente, su mente, volvió a esclarecer lo que podía ver.
      Acto seguido, volvió a escuchar la radio, y las voces tenían un matiz de preocupación, no de tristeza. Sus compañeros estaban vivos y él no entendía nada. En el altavoz se volvió a escuchar:
      - Apolo XIII, ¿están listos?
      Y, la entrada en la atmósfera, volvió a suceder para Fred.



***

      Fred estaba sentado en su jardín sobre un sofá de exterior. Era un héroe y los héroes disfrutan de su limonada. Esta en particular no le gustaba porque lo había hecho el hijo de la vecina y estaba asquerosa pero... Había superado problemas peores, podría tragarse esta limonada.
      - Veo que la vida te ha tratado bien - Lucifer entraba de nuevo en su campo visual y los recuerdos volvieron a su mente.
      - ¡No eres real!
      - Tranquilo, solo soy un estrés postraumático. En cuanto cumplas con el contrato que firmamos desapareceré de tu memoria para siempre.
      - ¡No eres real! - repitió el viejo astronauta - ¡No puedes serlo!
      - ¿O si? En cualquier caso quiero que cumplas lo que me prometiste - le entregó el contrato - ¿Te acuerdas ahora?
      - Lo firme bajo coacción - tiró la limonada accidentalmente al moverse - No tiene validez legal.
      - Podrías tenerme años empantanado con trámites burocráticos y juicios infernales pero... - se guardó su copia - A ambos nos interesa quitarnos esto cuanto antes.
      - ¿Pero qué tengo que hacer?
      - Solo vas a tener que convencer a un friky de que monte su propio emporio de viajes espaciales - se sacó una foto del bolsillo en el que había guardado el contrato.
      - Oiga, ¿cuantas cosas le caben en ese bolsillo? - preguntó el antiguo cowboy espacial.
      - Muchas, ahora céntrate en el objetivo, tienes que convencerle - le puso una foto en las manos del humano - Si lo logras no volverás a verme.
      - ¿Yo? ¿Por qué yo? ¿Qué gana usted con esto?
      - Dios quiere recluir a la humanidad en un solo planeta - le dio un par de palmadas en la espalda al humano - No soporta combatirme en varios frentes. Si fuera por él volveríamos al pangea primigenio.
      - Pero no entiendo qué esperas de mí - miró la foto nuevamente - ¿Quién es este pipiolo?
      - Ese pipiolo es quien nos llevará a Marte - chasqueo los dedos y una nueva limonada, con un vaso de cristal precioso, apareció en su mano - A propósito: Mis disculpas por tu limonada.

***

      Elon estaba discutiendo con sus compañeros. ¡¿Cómo iba a recuperar sus millones si no sacaban adelante este proyecto?! Después de discutir se había quedado solo en su despacho y daba vueltas en su silla. Cuando un viejo y un demonio le increparon, cesó en su afán de dar vueltas. Se sintió como cuando era niño y leía cómics, eran situaciones imposibles pero esperanzadoras.
      - ¿Quienes son ustedes? - pidió Elon a sus visitantes.
      - Tu futuro - respondió Lucifer.
      - En ese caso me preocupa la empresa que estoy fundando, parece que voy a fracasar. Esto de X.com es una mierda, no logro hacer funcionar el proyecto - no podía evitar ver al humanoide con cuernos - ¿Que quieren ustedes?
      - Verás, voy a explicarte cómo salvar al mundo - Fred se adelantó y le cogió por el hombro - ¿Te he contado que fui astronauta? 

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2020/05/13

Telecielo

Canal: Nietos

     Angustias era una mujer decente, una mujer que había respetado a su hombre y había sido buena esposa. Desde pequeña había pensado que el futuro sería mejor, que en el futuro todo sería distinto y las máquinas mejores. Y alguien, con semejante visión, se sentía indignada por haber muerto ante una pandemia mundial. ¿Es que estaban en el siglo XV? ¿Acaso no existían medicinas? Si el futuro era tan bueno como siempre se lo había imaginado estos accidentes no debían de pasar. Y mucho menos a una vieja indefensa.
     - ¿Angustias? - San Pedro acababa de dar paso al último de la cola - Puede pasar.
     Un ángel con túnica le guió enseñándole las distintas estancias. La mujer, dejándose llevar, andaba tras el mozo pisando las nubes. Cada paso que daba se sorprendía de notar que estaban mullidas y cálidas. Y el sol, aparentemente más cercano, calentaba sin quemar la piel.
     - Y a este lado - señaló el ente que la guiaba - Tenemos la piscina de leche y miel.
     - ¿No era una fuente? - quiso saber la muerta.
     - Lo era pero se había pasado de moda, ahora es como un spa.
     Siguió su tour por las distintas instalaciones hasta llevarla a un pequeño barrio residencial. Se habían reconstruido las casas tal y como las recordaba en su niñez. Y, algunos de sus seres queridos, pululaban por el lugar. Se fue fijando en quienes eran y les iba poniendo cara. Su tía, la Beni, hermana de su padre. Su padre Eustaquio estaba también y... ¡Su abuelo! El ser que más había querido cuando era niña, le esperaba en la vieja puerta de su casa. Era ciertamente el paraíso pues volvía a sentirse como una niña pese a conservar los recuerdos de su vejez. Era extraño saber que había pasado 80 años en la Tierra y ahora... Ahora, su rejuvenecido cuerpo, le traía recuerdos olvidados.
     Tras llorar abrazada a su abuelo y reponerse de tantas emociones empezó a acordarse de quien había dejado atrás. Su hijo, sus nietos, su perro apodado "Willy Fog" y su canario "Cantarín". Estuvo largo tiempo hablando con su padre y su abuelo hasta que le contaron cómo podía ver a los vivos. En la programación de "Telecielo" habían canales personalizados para ver a tus seres queridos.


     - Creo que era el canal 22 - rememoró el abuelo - Lo que no se es si salía Nicolas o Annabel. A fin de cuentas habías preguntado por tus nietos.
     - No, los nietos estaban en la 34, después de las emisoras de antena 3 - explicó el padre - Que por cierto, estarán poniendo la ruleta de la fortuna.
     - Si tu solo lo pones pa' verle los pechos a las muchachas - le increpó el abuelo - Deja que la chavala vea a sus nietos.
     - ¿Pero entonces es el 22 o el 34?
     - El 34, el 34 - el abuelo le pasó el mando a su nieta.
     - Voy a ver - empezó a pasar canales hasta llegar al 34 - ¿Que estarán haciendo?
     El canal tardó unos segundos en sintonizarse y la señal se configuró haciendo alguna ralla. Pero, incluso con interrupciones, pudo ver a su nieto favorito: Nicolas. ¡Pero lo estaban violando! Llevaba una pelota en la boca y un hombre le hacía indecencias con su miembro. 
     - Tranquila - la calmó el rejuvenecido anciano - Eso se lo hacen unas dos veces al mes.
     - ¡¿Dos veces al mes?! - la recién muerta jugaba nerviosa con el mando - ¡¿Le han secuestrado o lo han drogado?!
     - Digamos que Nicolas paga por que le hagan eso - intentaron explicarle.
     - Pero si tiene mujer e hijos - protestó Angustias apartando la mirada de la pantalla - Si mi Nicolas es así de vicioso no quiero imaginarme a Annabel.
     - No te creas - el abuelo de Angustias le tocó un hombro compasivo - No la hemos visto hacer esas cosas.
     - ¡Pero si se ha hecho gótica!
     - ¿Como las catedrales? - preguntaron los muertos que llevaban más tiempo en el cielo.
     - ¡No! Se viste de negro y habla de cosas de muertos.
     - Pues a mi me pareció muy buena persona - el padre de la recién llegada estaba buscando el canal de Annabel - Mira y te sorprenderás.
     En lugar de ver otra escena sexual pudo observar a una joven triste que lloraba frente a su retrato. No solo le estaba guardando luto, su novio el macarra le había abrazado compartiendo su dolor. ¿Cómo podían estar haciendo eso si escuchaban canciones del demonio?
     - Pero... Pero.... - a la anciana rejuvenecida se le cayó el mando de las manos sobre las nubes algodonosas.
     - Aquí arriba aprendes que la gente no siempre es lo que aparenta - el abuelo apagó la tele tras recoger el mando.
     Abrazada por su querido padre y su reencontrado abuelo empezó a llorar. No sabía si era tristeza, alegría o una mezcla de ambas. Solo tenía claro que sentía alivio por saber que, pese a sus constantes riñas, su nieta la seguía queriendo.

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2020/05/08

Calzadas de alta velocidad

Señor, aparque fuera del carril. Por favor

     En Mujertonia se han adaptado a las circunstancias desde que los documentos históricos son poco de fiar. Saben que una mentira se convierte en realidad si la repites lo suficiente y, aplicándola a la historia, pueden cambiar las cosas que no les gustan.
     De igual modo, aquellos que lograron conquistar alguna vez este reinado, han cambiado al entrar en él (1). Un ejemplo claro de lo que se ha expuesto es la raza troll. Ellos llegaron pisando fuerte pero, pasadas unas décadas, todos les mandaban. No podían vivir en las ciudades pues, los edificios, solían llegarles por la barriga (2) y eso de aplastar coches de un pisotón no esta bien visto. Además de que, para hacer trabajos de fuerza bruta, los orcos son mucho más útiles y pequeños.
     Pese a ello, en el campo, allí donde la gente es más humilde y las brujas hacen labores de enfermería (3), todos saben que un troll es un excelente porteador y mejor agricultor. Sus heces, a parte de ser un fertilizante excelente, las sueltan sin control mientras labran la tierra. Y, si tienes que mandarlos por las nuevas "calzadas de alta velocidad", pueden llevar cargas mucho más grandes que los vehículos convencionales.
     Esto degenera en dos problemas fundamentales. Los cerebros de trolls son un poco lentos en cuanto a lógica se refiere y, por lo tanto, les cuesta seguir las normas de Seguridad Vial. Por ejemplo, muchos de ellos, se limitan a andar por estas calzadas hasta que se duermen. En el mejor de los casos se quedan dormidos y dejan la carreta tirada por ahí, en el peor se duermen en mitad de la calzada. Pero el problema que os iba a contar, y el que causó que la noticia fuera contada por bardos y heraldos reales, fue mucho más atípico.
     Las calzadas de alta velocidad, debido a la diversidad de formas que poblaban este reino, habían puesto carriles especiales a los laterales para los carruajes troll. Mientras que, el resto de vehículos, podían circular por los carriles pequeños. Pero claro, si hablamos del Código de Tráfico, era una de esas "cosas" que le sonaban a Srrkl (4). Pero dudan todos aquellos que cuentan la historia de que Srrkl supiera leer el lenguaje mujerton (o entender los "palabros legislativos").

***

     - Cielo - hablaba un enano con su mujer en la carreta motorizada - ¿Estas segura de que esto va bien?
     - ¿Por qué? - preguntó la mujer enana aguantándose la barba - ¿Le falta carbón a la caldera?
     - Lo digo porque todo tiembla como si estuviéramos haciendo el krrlfkefggh (5).
     De repente, y sin previo aviso, un troll pasó sobre ellos y unas ruedas enormes ocultaron el sol. Cuando hubo pasado la gigantesca figura, y en las piedras de la calzada se apreciaban pisotones del tamaño de carretas, escucharon como una patrulla de brujas sobrevolaba la zona. ¡Por fin la autoridad!

***

     Srrkl notaba que su nuevo zapato de carreta era incómodo y esas ruedas no estaban bien ideadas. No sabía que hacía unos segundos iba descalzo, ni que su zapato en realidad era una carreta élfica. Pero si sabía, por el silbido que producía la patrulla al cortar el viento, que iban a detenerle otra vez.
     - ¡Oh no! ¡No pienso volver a Chirona!
     Con su amplia figura, y los nervios a flor de piel, el troll empezó a correr campo a través. Sus grandes zancadas eran rápidas pero insuficientes para huir de la patrulla. Y encima, su nuevo zapato, no paraba de hacerle cosquillas. ¿Por qué le molestaban los nuevos habitantes de su zapato? ¡No tenían suficiente con haberle puesto ruedas en un pie! Aunque corrió y corrió la patrulla le alcanzó hasta inmovilizarlo. Pese a la resistencia de la que hizo gala, la magia de las brujas era superior, y acabó esposado.

***

     En un carruaje-prisión, tirado por dos trolls de la guardia, Srrkl se despidió de su libertad. Sabía que podría recurrir a su abogado pero... La justicia no les favorecía y menos al realizar estas acciones, aunque él no sabía exactamente qué había hecho mal.

***

     Las brujas, rellenando sus informes de rutina, sacaron a la afectada. La elfa se identificó como Anarórie. Con sus delicados vestidos y sus gestos demostraba que estaba por encima de todos. Su especie no tenía que ver con los sucios enanos, los estúpidos humanos o los feos gnomos. Ellos eran dueños y señores de la realidad, y sus palabras habían creado el mundo.
     - A ver - la bruja estaba sentada en un mojón de la calzada viendo como llegaban los servicios de reparación - Tendrá que esperar a que llegue el carruaje de sustitución y tendrá que ponerse este peto amarillo.
     - ¡¿Qué?! Ese peto es horrible - se quejó la elfa molesta - Sin hablar de mi ropa. ¡¿Quien me pagará el vestido?! ¡Ahora huele a pies de troll!
     - Tranquila - le hizo un gesto a su compañera, la otra bruja de la patrulla, para que retuviera el carruaje de sustitución cuando llegara - Si me tengo que llevar su ropa a modo de prueba. - Le tocaba las narices que alguien fuera tan altiva con ella - Por favor, desnúdese.
     - ¡No pienso desnudarme! Son ustedes unas caciques, ¡quieren convertirnos a todos en comuneros (6)! ¡Que sepan que quiero poner una reclamación!
     - O lo hace o la acuso de desacato - añadió la agente sin levantar la mirada - ¿Ha quedado claro?

***

     La elfa, desnuda con el peto amarillo, gritó durante horas en el arcén. ¡¿Cómo podían tardar varias horas en llegar el carruaje de sustitución?! Nadie podía... Nadie debía hacerla esperar cuando pasaba semejante bochorno. Ella era descendiente de los creadores del mundo, todos le debían pleitesía.

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1. Este hecho ha logrado generar una convivencia pacífica entre las distintas especies que pueblan el reino, e isla, de Mujertonia. 
2. Se supone que, en cuanto a trolls se refiere, hay tamaños muy diversos. Los más pequeños suelen medir dos metros pero, conforme crecen mucho, suelen acabar siendo un estorbo.
Algunos trolls, obteniendo permisos especiales, se les permite residir los primeros años dentro de una ciudad pero... Todos saben que tarde o temprano tendrán que irse a los campos.
Algunos magos han buscado la forma de contener su tamaño pero pocos trolls se ofrecen para los experimentos. Y los que lo hacen no suelen salir bien parados. 
3. Curiosamente la gente sobrevive más con la medicina de las brujas que en los quirófanos de la ciudad, regentados por magos. La magia de los magos suele ser altamente intrusiva y, los peores, suelen generar infecciones debido a la falta de higiene.
Se estaba estudiando una medida, por parte del consejo de la reina, para controlar esta situación. Pero, debido a su falta de entendimiento, se aplican las medidas a una velocidad lenta y poco deseable. A parte de que, el ministro encargado de la economía y el banco (al ser un enano), miraba mucho más por el oro que por el bienestar de la gente.
4. Los nombres troll suelen tener pocas vocales, por no decir ninguna. Para pronunciarlos hacía falta desgarrarte media garganta y cargarte la otra medía que te quedaba. Y, si lograbas hacer eso, aun tenías que tener fuerza suficiente en los pulmones para alcanzar la potencia que requería esta lengua. 
Los filólogos de Mujertonia eran héroes nacionales, que aseguraban sus cuerdas bucales por muchas monedas, puesto que algunos hablaban la lengua enana, la lengua de los orcos o los distintos dialectos nacionales de los trolls. 
5. krrlfkefggh, del vocablo antiguo krrlfkefggh-kkllal, es una de las muchas acepciones que los enanos tienen para hablar de los estados de la minería. Todos ellos son palabras técnicas y a la vez conceptos sexuales, lo que provoca muchos malentendidos en las minas enanas. 
6. Da igual que llamen al nombre de un país (por ejemplo Venezuela) o un movimiento social (pongamos por ejemplo al comunismo). Los imbéciles que creen saber de política repiten como loros lo que sus líderes quieren sin tener idea de lo que eso significa.

2020/05/05

Femme fatale

Femme fatale

     Era un día caluroso de verano y, en las calles, las mujeres lucían sus elegantes vestidos. Los hombres, bien lejos de sus esposas, fumaban o tomaban alcohol mientras miraban a las más jóvenes. Y, si alguno era muy coqueto, se quitaba el sombrero a modo de saludo ante las más hermosas. Los chavales, en un acto de rebeldía, fingían ser más informales y se acercaban a las chicas descocadas. Por supuesto, los hombres adultos, sabían que dejarían esas tonterías cuando crecieran.
     Pero lejos de la normalidad propia de esta década, una diablesa gordita, irrumpía en medio del statu quo establecido. Lucía un vestido que ondulaba con el viento y unos tacones que realzaban sus piernas. No es que desentonara por su vestimenta, pero si por su actitud. Andaba por la calle sin bajar la mirada avergonzada y, si algún chico le gustaba, era ella la que le enviaba saludos. Estaba claro que, semejante arrogancia, era impropia de una señorita decente pero volvía locos a cuantos la veían. Al pasar por un bar, lleno de elegantes alcohólicos, muchos derramaron sus bebidas ante la hipnosis que producía ver su cuerpo. Las mujeres, al ver la reacción de los hombres, envidiaron a la extraña forastera.
     - Bombones - entró en el local la diablesa gordita para provocar a los hombres - Sois adorables, pero ninguno de vosotros valdría para lamerme el tacón.
     Tras cerrar la puerta, la hipnosis que producía el movimiento de sus caderas, perduró unos segundos. Cuando su imagen se había perdido y todos los hombres habían vuelto a la normalidad, muchos se taparon la entrepierna con algún periódico o abrigo.
     A la diablesa, llamada Tetas, le encantaba esta década. Por fin se había recuperado la moda y, en este último siglo, todo parecía ir mucho más deprisa. ¡Hasta soñaban con ir a la luna! ¿Qué vestidos se pondría ella cuando estuvieran en la luna? Pero mientras los coches, los tacones, los tatuajes y las gafas de sol siguieran mejorando... ¿Que más le daba a ella estar aquí o en la luna?
     Tras pasar por debajo de una bandera de franjas y estrellas saludó a unos agentes fornidos que, evidentemente, se habían fijado en ella. Para ser humanos eran bastante guapos... Igual, el moreno del fondo... Se mordió el labio en parte por sus ideas pecaminosas y en parte para provocar al guapo humano.
     - Hola preciosa - se acercó el que parecía de más alto rango - Seguro que te encantará pasar un pequeño rato conmigo.
     - Estoy segura que la tendrás tan pequeña como el rato que me propones pero el que me interesa es él - señaló al moreno uniformado - ¿Podrías decirle que se acercara?
     - ¡¿Ese?! - se burló el agente - Si es un pipiolo. No puede darte lo que un hombre de verdad, un hombre como yo.
     - Los prefiero más jóvenes, son más dóciles - se relamió pensando en las diabluras que iba a hacerle - Pero puedo dejarte oler mi ropa mientras me lo follo.
     - ¿Acaso me consideras un degenerado? - se molestó el hombre hecho y derecho.
     - Todos lo sois - se fue dejando al hombre visiblemente enfadado - Pero seguro que él sabrá complacerme mejor.
     - ¡Se acabó! - empezó a andar tras la diablesa - ¡Voy a enseñarte modales!
     El hombre descargó un guantazo a la diablesa. Su ira se había mezclado con su libido y no iba a permitir semejante humillación. El golpe fue tan fuerte que tumbó a la bien dotada diablesa de manera bastante indecorosa.
     - Te vas a arrepentir de esto - prometió desde su posición - Nadie me humilla a una súcubo.
     Mientras se levantaba, de su bolso pequeñito, sacó una fusta. No dudó en dar los primeros golpes en la zona de los ojos. Los siguientes impactos, estratégicamente elegidos, fueron directos a la zona genital. Tetas había perfeccionado mucho sus dotes para infringir dolor a un humano, generalmente en sus torturas eróticas. Era feliz haciéndolo y le provocaba excitación la sumisión, por lo que no veía problema alguno.
     Antes de seguir con su venganza giró su mirada hacia el policía moreno y le guiñó un ojo. Aunque lamentaba perder esta oportunidad habrían otras en el futuro. Seguro que los morenos de ojos verdes seguirían existiendo cuando volviera.
     - Una pena cariño, habría disfrutado poniéndome tu gorra y azotándote - chasqueó los dedos y unas llamas empezaron a arder sin control a su alrededor - Si vas al infierno, búscame.
     Una llamarada que hedía a azufre consumió a la súcubo y al hombre dolorido. Cuando todo parecía haber pasado se acercaron el resto de policías. Aunque buscaron a fondo no encontraron ningún resto ni pista de lo que podría haber ocurrido.

***

     En el infierno habían pasado unos seis meses y Tetas se disponía a reinsertar al pecador en la sociedad. Al entrar en el cuarto en el que le había torturado y atormentado, él se arrodilló ante su ama. Después de toda la disciplina que había recibido era incapaz de ver a una mujer y no besarle los pies.
     - Amor, estás de suerte - le apartó con una patada al recibir los primeros besos - Hoy te voy a reinsertar.
     Para sorpresa del torturado se sintió fatal. Por un lado se alegraba de volver a ver su mujer pero... no quería perder a su ama ni la nueva vida que llevaba. Suplicante, se acercó de rodillas, e imploró por que no le diera la libertad. Pero Tetas había tomado una decisión y era hora de deshacerse de ese estúpido. Lo que habría dado por jugar con el guapetón de ojos verdes... Igual, al devolver a este perro estúpido, podría encontrar a ese juguete nuevo.

***

     Ya en la Tierra, con sus juegos enfermizos, decidió quitarle lo único que le quedaba al ex-policía: su dignidad. Conforme llegaba a la casa de su antiguo prisionero, llevándole encadenado y en ropa interior, disfrutó de destruir su reputación. Al dejarle en el porche, la mujer de su juguete se emocionó por el reencuentro pero después se escandalizó por el trato que le habían dado. Asustada por el que dirán retrocedió ante la domina que llevaba amarrado a su marido.
     - Ya me dará las gracias - bromeó la diablesa de curvas provocadoras - Eso sí, tenga cuidado con las pinzas.
     - ¿Pero... ¿Por que las pinzas? - dirigió la mirada a su marido y de repente lo entendió - ¡Oh!
     - Tranquila, puede marcar las que vaya a usar para sus pezones.
     - Espere un segundo. - la mujer jugaba nerviosa con un plumero para evitar que le temblaran las manos - ¿Quién es usted?
     - Puede llamarme Tetas - se giró hacia su vieja mascota - ¡Sit!
El hombre obedeció y se sentó ante la orden de su ama.
     - Solo una cosa más... ¿Como le hago volver a la normalidad?
     - No podrá, eso ya se lo digo yo - soberbia y divertida, la súcubo empezó a dejar el porche atrás.

***

     La mujer, intentando que su marido se pusiera algo de ropa, escuchó unos ruidos en el jardín. Como respuesta automática miró en la dirección del sonido. Era esa engreída que le había perturbado al marido y lo había convencido de que era un perro. Sentía el mayor bochorno que jamás había sentido y todo por culpa de esa fresca.
     - ¿Y qué quiere ahora? - preguntó cubriéndose medio rostro con los pantalones de su marido.
     - ¿No sabrá el nombre de un amigo suyo? Uno con los ojos verdes y el pelo negro.

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Reseña de "La erótica del guisante"

 La erótica del guisante: Poemas para desnudar el alma Antes de empezar tengo que recalcar que mi única relación previa con el mundo de la p...