2020/05/19

Hasta el infinito y más allá

Llamando al a tierra...

      El módulo espacial estaba a oscuras. En la estancia ya no quedaba energía y tampoco se había diseñado con ese fin. Con una pequeña radio habían montado un transmisor con el que oír las comunicaciones. Tanto su compañero, que se había quedado en tierra por una enfermedad, como sus familiares se estaban despidiendo. En las comunicaciones se notaban muchas interferencias y, conforme se alejaban del planeta Tierra, más. Por las ventanas, si te acostumbrabas a la rotación descontrolada de la nave, ahora se podía ver la Tierra perfectamente.
      Jack había muerto y James ya no se despertaba. El único que quedaba luchando por su vida era Fred y se debatía con una infección urinaria. Su fiebre le estaba haciendo delirar, o eso creía él, pues empezaba a escuchar voces que no provenían de la radio.
      Sus compañeros, ya blancos, habían muerto tras el fallido intento de reentrada en la atmósfera. Él, en mitad del módulo, apenas se sentía los miembros. La fiebre y el frío le iban entumeciendo poco a poco las piernas. Los dedos, casi congelados, contrastaban con la sensación de ardor propia de la fiebre. Sabía que el vació lo acabaría matando por congelación o por falta de oxígeno. O, su infección, si ganaba la carrera, le provocaría una muerte dolorosa.
      Miró por la ventana, luego por otra y luego por otra. Adaptándose a la rotación descontrolada, con sus manos enguantadas por el traje, apago la radio para morir en paz. Pero entonces, sin saber muy bien como, una figura estaba flotando frente a él. Aunque su alucinación era un humano de piel rojiza y con cuernos, lo que más le extrañó fue que vistiera una chaqueta con el icono de la NASA y unos vaqueros.
      - Hola - saludó el extraño visitante cornudo.
      La fiebre le estaba causando alucinaciones visuales, eso debía de estar pasando. O su soledad y silencio absoluto le estaban causando una psicosis aguda. Para ignorar sus alucinaciones miró para otro lado. Pero el ente aparecido se desplazó por el módulo hasta volver a entrar en su campo visual.
      - Hola - reiteró alegre como si no pasara nada.
      - No eres real - se dijo a sí mismo con intención de volver a la realidad - Eres un producto de mi mente.
      - Claro que no soy real - bromeó el cornudo, bastante hermoso ahora que se fijaba - Eso implicaría vivir en la realidad.
      - Eres un producto de mi mente - le increpó a la aparición.
      - Eso también es verdad - el ser, parecido a un demonio, cogió uno de los artefactos que flotaban por el aire - Pero puedo salvarte.
      - ¿A si? ¿Como?
      - ¿Acaso sabes quien soy? - se hurgó una uña con el artefacto - Chaval, estás peor de lo que esperaba.
      - ¿¡Quien eres!?
      - Algunos me llaman el caído pero tú me conocerás como Lucifer - dejó el objeto con el que había jugado y se acercó flotando al moribundo - El diablo.
      Había aprendido a especificar por si no le reconocían por el nombre. Desde que habían entrado en la década de los 60's nadie se acordaba nunca de la religión. A ver si en esta nueva década, los 70's, la gente sabía un poco más de teología.
      - Estoy delirando - se repitió nervioso el astronauta - Estoy delirando, estoy delirando.
      - Por supuesto, pero apenas nos quedarán unos minutos antes de tu desmayo - lo cogió por los brazos y lo acercó a su cara - ¿Quieres vivir?
      - ¡Si! ¡Quiero vivir! - gritó en parte por el miedo y en parte para forzar a su consciencia (y así no desmayarse)
      - Firma este contrato y tendréis una segunda oportunidad - se sacó un contrato de su chaqueta y un bolígrafo - Pero recuerda, no puedes decir nada de esto a tus compañeros.
      - ¿Podré salvarlos a todos? - preguntó con vaho en su aliento.
      - ¡Firma de una vez!
      El hombre, apunto de morir, firmó el contrato. Sentía como si estuviera perdiendo la consciencia, creía estar muriendo, pero una luz le cegó. De repente, su mente, volvió a esclarecer lo que podía ver.
      Acto seguido, volvió a escuchar la radio, y las voces tenían un matiz de preocupación, no de tristeza. Sus compañeros estaban vivos y él no entendía nada. En el altavoz se volvió a escuchar:
      - Apolo XIII, ¿están listos?
      Y, la entrada en la atmósfera, volvió a suceder para Fred.



***

      Fred estaba sentado en su jardín sobre un sofá de exterior. Era un héroe y los héroes disfrutan de su limonada. Esta en particular no le gustaba porque lo había hecho el hijo de la vecina y estaba asquerosa pero... Había superado problemas peores, podría tragarse esta limonada.
      - Veo que la vida te ha tratado bien - Lucifer entraba de nuevo en su campo visual y los recuerdos volvieron a su mente.
      - ¡No eres real!
      - Tranquilo, solo soy un estrés postraumático. En cuanto cumplas con el contrato que firmamos desapareceré de tu memoria para siempre.
      - ¡No eres real! - repitió el viejo astronauta - ¡No puedes serlo!
      - ¿O si? En cualquier caso quiero que cumplas lo que me prometiste - le entregó el contrato - ¿Te acuerdas ahora?
      - Lo firme bajo coacción - tiró la limonada accidentalmente al moverse - No tiene validez legal.
      - Podrías tenerme años empantanado con trámites burocráticos y juicios infernales pero... - se guardó su copia - A ambos nos interesa quitarnos esto cuanto antes.
      - ¿Pero qué tengo que hacer?
      - Solo vas a tener que convencer a un friky de que monte su propio emporio de viajes espaciales - se sacó una foto del bolsillo en el que había guardado el contrato.
      - Oiga, ¿cuantas cosas le caben en ese bolsillo? - preguntó el antiguo cowboy espacial.
      - Muchas, ahora céntrate en el objetivo, tienes que convencerle - le puso una foto en las manos del humano - Si lo logras no volverás a verme.
      - ¿Yo? ¿Por qué yo? ¿Qué gana usted con esto?
      - Dios quiere recluir a la humanidad en un solo planeta - le dio un par de palmadas en la espalda al humano - No soporta combatirme en varios frentes. Si fuera por él volveríamos al pangea primigenio.
      - Pero no entiendo qué esperas de mí - miró la foto nuevamente - ¿Quién es este pipiolo?
      - Ese pipiolo es quien nos llevará a Marte - chasqueo los dedos y una nueva limonada, con un vaso de cristal precioso, apareció en su mano - A propósito: Mis disculpas por tu limonada.

***

      Elon estaba discutiendo con sus compañeros. ¡¿Cómo iba a recuperar sus millones si no sacaban adelante este proyecto?! Después de discutir se había quedado solo en su despacho y daba vueltas en su silla. Cuando un viejo y un demonio le increparon, cesó en su afán de dar vueltas. Se sintió como cuando era niño y leía cómics, eran situaciones imposibles pero esperanzadoras.
      - ¿Quienes son ustedes? - pidió Elon a sus visitantes.
      - Tu futuro - respondió Lucifer.
      - En ese caso me preocupa la empresa que estoy fundando, parece que voy a fracasar. Esto de X.com es una mierda, no logro hacer funcionar el proyecto - no podía evitar ver al humanoide con cuernos - ¿Que quieren ustedes?
      - Verás, voy a explicarte cómo salvar al mundo - Fred se adelantó y le cogió por el hombro - ¿Te he contado que fui astronauta? 

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