2020/04/22

Sodoma y Gomorra

La prostituta de Sodoma

   A Dios le encantaba acostarse con humanas, en sus descensos a la Tierra hacía aberraciones sexuales tales como transformarse en ternero o ganso y follarse a humanas. También hacía prácticas impropias de las sagradas escrituras pero, como en todas las dictaduras, el dictador cambia la versión de la historia.
   Se estaba arreglando su barba frente a un espejo en el paraíso, y sus mejores ropajes realizaban sus bellezas. Iba a irse de vacaciones a Sodoma unos meses puesto que aún faltaban tres-mil años para que naciera su primogénito. Le habían dicho que cuando uno era padre dejaba de hacer tonterías, así que tenía que aprovechar ahora que era un soltero de oro.
   Mirándose al espejo hizo morritos y dio unos cuantos pasos sensuales hacia la puerta de su estudio. Hoy iba a arrasar en Sodoma. Pero, lo mejor, es que tendría sexo sin transformarse en animales, hoy sería un ser humano. El rollo furry (sexo con animales feminizados o masculinizados) empezaba a cansarle y, aunque no descartaba retomarlo con los Griegos, ahora probaría el sexo "normal".
   Puede que se metiera alguna droga, o que participara en alguna bacanal, o que se metiera tanto alcohol que no recordara lo que pasara. En estos nuevos tiempos era fascinante la de cosas que habían inventado los humanos, sobretodo en cuanto al sexo.
   - ¿Que tal voy? - preguntó a un escribano que le seguía a todas partes (para luego censurar la historia que el susodicho escribía) - ¿Provocador?
   - Se supone que usted condena estos actos - añadió el escribano - ¿Por qué no deja a Lucifer hacer el mal y usted hace el bien?
   - ¿¡Y perderme yo la diversión!? - bromeó abriendo una puerta que antes no había estado ahí - Vámonos o llegaremos tarde.
   - ¿Tarde a qué? - preguntó siguiendo al ser de todas las cosas por la puerta.

***

   Una vez en la Tierra, Sodoma, era la parada esperada. Adentrándose en calles llenas de gritos y tenderos aspiró el olor a sexo, sudor, excrementos y falta de higiene propia de la época. ¡Esto era vida! En uno de los puestos, Dios se acercó curioso, y le preguntó al tendero:
   - ¿Por qué esta usted aquí si hay tanto vicio?
   - No se quien es usted pero le diré que el fornicio estaba bien pero de algo había que vivir - le ofreció una de sus frutas - ¿Va a comprar algo?
   - No, pero gracias.
   Siguió andando hasta encontrarse con una muchacha de dulces pechos. Su cara de pervertido le delató antes de hablarle. Con cierto entusiasmo se acercó a la hermosa mujer y su escribano personal le siguió frustrado, siempre tomando nota de todo.
   - Pero qué pechotes... - casi había metido su cara entre sus pechos cuando la muchacha le detuvo - ¿Pero que haces?
   - ¿Yo? ¿Con un viejo como usted? - quiso saber la joven de belleza deslumbrante - Para eso tengo a Lena. ¿O es que quieres jugar con nosotras?
   - ¡Con las dos! - saltó al ver como las dos mujeres se besaban entre sí - ¡¿Como tenéis el chocho?!
   El apuntador puso los ojos en blanco mientras tomaba nota de la palabra "chocho" en su manuscrito. No había estudiado 10 años en los círculos celestiales para escribir las imprecaciones de su señor. Él quería estar en otra parte, redactando escritos o pasando viejos papiros.
   - Esta bien - accedió Lena - Pero no nos gusta que tu amigo el rarito escriba tantas cosas. Se tendrá que quedar fuera.
   - ¿Mi apuntador? - se giró para mirar al apuntador, aunque este deseaba dejarle y marcharse a tomar un vino no podía - ¡Pero si esta entusiasmado de seguirme! ¿A que si?
   - No vivo para otra cosa - anunció servicial intentando aguantar el tedio.
   - Venga, guarrillas, nos vamos para arriba y os voy a hacer tras-tras por detrás.
   - No me mola nada el rollo raro que te llevas con ese - anunció la mujer de dulces pechos - ¡Lárgate asqueroso!
   Deambularon un poco más en busca de otra interesada mientras Dios sermoneaba al escribano divino. El ángel hubiera deseado ser castigado y que le cortaran la mano a seguir con este pesado por las calles.
   - Se han ido porque no estabas cachondo - protestó el dios de todas las cosas - ¿Que te costaba una erección?
   - Señor, usted me creo casto y puro - le recordó - No tengo ni pene ni vagina alguna.
   - Pues te daré un pene nuevo cuando vuelvas - compró una fruta alargada en un puesto - Cuando estemos frente a alguna mujer póntelo entre las piernas.
   - ¿Para qué señor?
   - Pues para que te haga tienda de campaña - explicó estirando sus ropajes - ¿Lo pillas?
   - Usted siempre habla claro, mi señor - el escribano se tapó con el pergamino la cara.
   Más adelante, un grupo de mujeres, coqueteaba con una jarra de vino y todas reían de manera muy escandalosa. Dios, entusiasmado por la escena, acudió con los ojos abiertos. ¡Pero qué pechotes!
   - Mirad - sonrió una chica joven - ¿Creéis que este querrá algo?
   - Si, con todas - le dio un par de golpes a su ayudante para que empezara a ponerse la fruta entre las piernas - Y si no mirad a mi ayudante.
   Las mujeres, al ver que se levantaba los ropajes, y se ponía una fruta fálica entre las piernas retrocedieron asustadas. Eran de esos, y "eso"a ellas no les gustaba. Con cierto repelús fueron haciendo un círculo alrededor del dios encarnado. Muchas tenían la cara asqueada al ver la escena tan desagradable.
   - Mira - dijo una de las mujeres - No nos interesan los hombres como... Como tu... Osea, ya sabes. No juzgamos a nadie pero no queremos eso.
   Dios, abatido se marchaba hacía una de las salidas, cuando unos hombres los rodearon. No parecían peligrosos ni malvados por lo que, su divinidad, quiso hablar con ellos. Igual ellos le explicaban que estaba haciendo mal. Nunca había tenido tantos problemas para acostarse con una humana.
   - Hemos visto tus predilecciones y estás buscando la entrada a los locales de manera errónea - sonrió un anciano poniendo la mano sobre el hombro de Dios - ¿Y si te decimos donde puedes encontrar lo que buscas?
   - ¿Habrán perras en celo? - preguntó cachondo perdido tras varios intentos.
   - Uy... No podrás contarlas con la mano - sonrió otro hombre, este era fortachón.
   Al bajar por una escalera oscura y sombría, Dios, se fue guiando con las manos al palpar la pared. En este sitio dominaba el pecado y no tenía control en estos lugares. Se dejó guiar a la espera de esas perras cachondas en mitad de la oscuridad. Antes de escuchar como una puerta se cerraba en algún lugar de la estancia, su ayudante dijo:
   - Señor... Creo que no es muy buena idea estar aquí - protestó el escribano tras notar algunos tocamientos impuros - ¿No cree que estos hombres buscan otra cosa?
   - ¿Qué otra cosa?
   - Quizás quieran hacernos tras-tras por detrás - intentó explicarse el ángel que temía por su virginidad anal.
   - Tengo un mecanismo de defensa ancestral - reconoció Dios, que era hetero desde que el mundo era mundo (1) - ¿Acaso crees que podrían...
   - ¿Señor? - el ángel se dio cuenta de lo que estaba pasando e intentó tapar su agujero trasero pero era demasiado tarde.

***

   Al salir, unas horas después, Dios cojeaba agarrándose el culo. Y su escribano, con el ano dolorido, andaba raro tras su señor.
   - ¿Esto lo escribo? - preguntó agarrándose a la pared.
   - ¡Ni se te ocurra!

***

   Meses después, esa ciudad, fue arrasada por lenguas de fuego. Pero, en la memoria del dios supremo, siempre seguirá esa oscuridad y la sensación caliente en su nuca. Por no hablar de otras sensaciones desagradables...

1. Antes de la creación del mundo, tal y como lo conocemos, se dedicaba a follarse océanos o continentes. Nadie sabe muy bien por donde la metía pero sospechan que esta relacionado con la creación de los volcanes.


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